Cuando incluimos un nuevo integrante a la familia es fundamental hacerse de herramientas para poder enseñarle a nuestro cachorro.
¿Cuándo puedo comenzar a entrenar al cachorro? Desde el día que llega a casa. Cada momento compartido será parte de su aprendizaje.
Les compartimos algunos consejos para una óptima convivencia:
Reglas claras y definidas:
Como familia lo primero que necesitamos pensar es qué reglas queremos que tenga el hogar. El cachorro, ¿va a poder subirse al sillón? ¿Dormirá en la cama? Estas reglas tienen que ser claras y constantes del día 1 que llega a casa.
Toda la familia debe estar de acuerdo y aplicarlas para evitar transmitirle mensajes ambiguos al cachorro. Si nuestro hogar tiene reglas claras, el cachorro sabrá adaptarse mejor y será un ambiente predecible que no le generará estrés.
Un ambiente seguro y apto para cachorros:
Uno de los mayores problemas con los cachorros son las travesuras. Ya sea que las hagan en nuestra ausencia o presencia, la conducta exploratoria del cachorro es normal y necesaria. Aunque no necesariamente alineada con nuestros intereses, cuando el objeto para masticar es nuestra zapatilla o la pata de una mesa.
Es por esto que el cachorro debe poder contar con un sector del hogar donde pueda quedarse solo y solamente tener acceso a objetos permitidos. Idealmente será su propio sitio, donde también tenga: plato de comida, agua y lugar para descansar. Que nuestro cachorro cuente con este sitio permite que las travesuras se limiten y nuestro cachorro no cometa errores que luego puedan causarle un reto innecesario.
Recuerden que todos sus comportamientos no son intencionales sino naturales o innatos. Entonces es esperable en un cachorro sano busque entretenimiento. Tenemos que aportarle la posibilidad de cubrir esa necesidad.
Manipulación física suave y de confianza:
Por su tamaño pequeño, los cachorros son muy fáciles de manipular: se les hace upa, se los puede levantar donde queramos. También somos mucho más fuertes que ellos por lo que podríamos sostenerlos con firmeza si queremos. Sin embargo, ese cachorro luego crecerá y puede transformarse en un perro de 30kg que no podrá ser levantado a upa o manipulado a la fuerza.
Es por esto, que desde pequeños, debemos enseñarle a nuestro cachorro a confiar en nuestras manos. Es decir, mostrarles que nuestro tacto nunca será molesto ni doloroso. Como humanos, lo primero que tenemos que hacer es volvernos conscientes que está totalmente prohibido molestar físicamente al cachorro con las manos, hacer movimientos brutos o maniobras físicas agresivas. Todo esto solo actúa en detrimento de la confianza que queremos desarrollar.
Al cachorro tenemos que acariciarlo suavemente, con movimientos lentos, hablarle suave mientras tanto y paulatinamente tocarlo en todo su cuerpo: cabeza, orejas, ojos, boca, patas, cola. Cuando el cachorro confía en las manos de su familia, el vínculo entre ellos será mucho más fuerte. Facilitando muchos momentos de la vida, como la curación de heridas o revisación veterinaria.
Inhibición de mordida dolorosa:
Muchos cachorros al llegar a casa nos muestran que usan su boca para jugar y comunicarse, pero lo hacen demasiado fuerte. Usualmente, entre hermanitos o con su madre, el cachorro aprende qué tan fuerte puede morder. Sin embargo, si se los separó antes de los 60 días de edad o directamente se crió huérfano, este aprendizaje no ocurrió.
Para enseñarle a nuestro cachorro a regular su mordida tenemos que seguir los siguientes pasos:
- Nunca jugarle con las manos, siempre usar un juguete blando de por medio
- No molestar con nuestras manos (ya hemos hablado este ítem)
- Cada vez que nos muerde fuerte decir fuerte y agudo “¡ay!” y retirarnos del juego
Este último método imita a la comunicación de cachorros cuando uno me manifiesta al otro que tuvo dolor. Es muy importante irnos del lugar y abandonar el juego, para que el cachorro entienda que no puede seguir disfrutando de nuestra compañía si muerde fuerte.
A los pocos minutos retomen el juego como si nada hubiese ocurrido. Repitan el ejercicio de retirarse de la interacción cada vez que una mordida fuerte ocurra, sin excepción.
La educación a base de retos, no funcionará:
Los cachorros son maravillosos y parte de ello es porque no son humanos. Eso también significa que no piensan como humano, ni se comunican como humano. Resultaría totalmente inútil intentar educar a un cachorro como si entendiese los códigos del hombre.
Entonces, todo lo que queramos que nuestro cachorro aprenda debe hacerse en idioma perro. La manera más práctica y efectiva: a través de premios saludables para mascotas. La mayor parte de los perros disfrutan inmensamente la comida y es muy fácil reforzarlos con ella.
La manera de hacerlo es felicitando a nuestro cachorro con snacks saludables para perros, cada vez que hace algo bien. Esto incluye desde sentarse para esperar su comida hasta estar tranquilo descansando en un almohadón. Cuantas más veces felicitemos a nuestro cachorro, más veces querrá repetir esa conducta, para volver a recibir un premio.
¿Por qué esta metodología es mucho más efectiva que un reto? Porque el reto lo único que causa es maltratar al cachorro, deteriorar nuestra relación y marcarle que NO hacer. Pero en ningún momento le enseña qué SÍ hacer. Para que un cachorro aprenda los códigos humanos de convivencia, se le debe enseñar todo aquello que tiene permitido. Luego, aquellas cosas prohibidas pasarán a un segundo plano.
Para concluir, esta es una hermosa etapa para ser disfrutada y acompañada con paciencia. Las semillas que se siembran durante la etapa de cachorro, son frutos que se cosechan en la vida adulta.